Grandes maestros de la tipografía: Giambattista Bodoni

«Las ediciones de Bodoni tuvieron un enorme éxito debido a la excelente calidad de las mismas, utilizando para ello ricas ilustraciones y elegantes tipografías.»

.

Giambattista Bodoni nació en 1740 en Saluzzo, Italia. Su padre era impresor y le enseño el oficio desde temprana edad. En su adolescencia se traslada a Roma para trabajar en la imprenta de la Congregación para la Propagación de la Fe (Esta congregación fue fundada en el año 1622 por el Papa Gregorio XV para difundir la doctrina de la Iglesia católica en todo el mundo), imprenta que abandona cuando el director de la misma, que fue asimismo su mentor, se suicida. Entonces, decide dar un rumbo nuevo a su vida y probar suerte en Inglaterra para lo cual inicia el viaje y hace escala en Saluzzo para despedirse de su familia, lugar en el cual una repentina indisposición le obliga a desistir del citado viaje.

Cuando se recupera, Ferdinand, el Duque de Parma, le nombra Director de la Stamperia Reale sita en esta ciudad. Aquí supervisa la impresión y producción de multitud de elegantes ediciones de los clásicos así como una celebrada edición de la Oratio dominica publicada en 1806 como recordatorio del viaje realizado por el Papa Pío VII a París para asistir a la coronación de Napoleón Bonaparte. Además de llevar un prólogo en francés, italiano y latín, escrito por el propio Bodoni, y de una dedicatoria al príncipe Eugenio Beauharnais, que financió la publicación, la obra contiene la traducción a 155 lenguas del Padre Nuestro: es el más vasto catálogo de alfabetos y de caracteres tipográficos jamás publicado. Bodoni en persona esculpió los grabados y preparó las matrices para la obra. Cada página es una obra maestra de elegancia y de arquitectura tipográfica, y la mágica sucesión de los más extraños caracteres de lenguas casi desconocidas en la Europa de comienzos del siglo XIX aumenta el encanto de este libro único en el mundo.
La imprenta estaba localizada en el viejo palacio ducal de La Pilotta que es donde actualmente se alza el Museo Bodoni.

Las ediciones de Bodoni tuvieron un enorme éxito debido a la excelente calidad de las mismas, utilizando para ello ricas ilustraciones y elegantes tipografías. Miembros de la aristocracia europea, coleccionistas, eruditos disfrutaban de sus libros para los que el personalmente mezclaba las tintas, usaba papel de la mejor calidad, diseñaba elegantes páginas y los imprimía y encuadernaba primorosamente. Entre sus ediciones más conocidas destacan Epithalamia exoticis linguis reddita (1775), los trabajos de Oracio (1791) y Poliziano (1795), la Gerusalemme liberata, el Oratio dominica (1806) y la popular Iliada.

Recibió asimismo honores por parte del Papa y varios reyes europeos y la ciudad de Parma creó una medalla en su honor, también como hecho curioso destaca que mantuvo correspondencia con Benjamin Franklin sobre temas tipográficos. Alrededor de 1798 Bodoni diseñó un tipo con un gran contraste en sus trazos y unos remates delgados que significó una revolución para la comunidad tipográfica y que constituyó el punto de partida de los tipos denominados «modernos». Su viuda Margherita publicó unos años después de su muerte, ocurrida en 1813, su obra magna el Manuale Tipografico. (1818)

El Manuale Tipografico contiene más de 600 láminas, caracteres latinos y exóticos, y 1000 ornamentos y viñetas diseñadas por el gran tipógrafo. Su verdadero valor no sólo reside en el hecho de que se trata de un libro maravillosamente impreso y de enorme rareza, ni tampoco porque es el testamento artístico del tipógrafo más importante de su época, sino porque en sus páginas encontramos los primeros tipos modernos más desarrollados, refinados y rigurosos que los creados por Baskerville, pero no tan estrictos y formales como las tipografías diseñadas por el gran rival francés de Bodoni, Firmin Didot. Otro de los aspectos más importantes de esta obra monumental es su integridad de estilo, que constituye un modelo de coherencia estética vigente aún en nuestra época. En su prefacio al Manuale, Bodoni enumera los cuatro principios o cualidades que constituyen la belleza de una tipografía. La primera es la uniformidad o regularidad de los diseños, que consiste en comprender que muchos de los caracteres en un alfabeto tienen elementos en común que deben permanecer «precisa y exactamente los mismos en cada uno de ellos». El segundo es la «elegancia y la nitidez», es decir, el buen corte y el acabado meticuloso de los punzones que producen matrices limpias de las cuales pueden obtenerse tipos nítidos y delicados. El tercer principio es el buen gusto: el tipógrafo debe mantenerse fiel a «una simplicidad nítida» y jamás olvidar su deuda con las mejores letras manuscritas del pasado. La cuarta y última cualidad, evidente en toda bella tipografía, afirma Bodoni, es el encanto, una cualidad difícil de definir, pero que está presente en aquellas letras que dan «la impresión de haber sido escritas no a desgano ni con rapidez, sino con sumo cuidado, como un acto de amor».

Bodoni fue un gran admirador de John Baskerville y estudió con detalle los diseños de Pierre Simon Furnier y Firmin Didot, y si bien su tipo fija sus raíces en los trabajos de estos diseñadores, sobre todo en Didot, no cabe duda de que encontró un estilo propio y singular, aunque principalmente debido a la impresión de los mismos. En la actualidad se conservan más de 25.000 punzones originales en la colección del Museo Bodoni en Parma (Italia).

Algunos de los diseños modernos del tipo de Bodoni son:

ATF Bodoni de M.F. Benton (1907-1915)
Mergenthales Linotype Bodoni (1914-1916)
Haas Bodoni (1924-1939)
Bauer Bodoni de Louis Hoell (1924)
Berthold Bodoni (1930)

La fundición Stempel produjo adaptaciones de la Bodoni de Haas.