«Con venticinco soldados de plomo he conquistado el mundo» por Francis Meynell

Marca de imprenta de la Nonesuch Press realizado por Stephen Gooden

«El siguiente sumario de la historia de los tipos, sus usos y su tecnología, está dirigido al comprador de productos impresos (autores, comerciantes, secretarios de sociedades culturales o publicistas) que al mismo tiempo aman el oficio»

El texto que se presenta a continuación es la introducción al libro Typography publicado por Francis Meynell en 1923 y que en palabras del autor intenta «ayudar al no profesional a apreciar correctamente las formas de las letras, y orientarle hacia la belleza y lo conveniente más que a lo anecdótico».
De hecho Typography es una brillante promoción de la Pelican Press, imprenta que fundó Meynell en 1916. Es, probablemente, el más elaborado y hermoso catálogo de una imprenta jamás realizado, y quizás el único cuya portada se desdobla y se convierte en un poster.
El libro contiene dos partes, la primera en la que Meynell expone sus preceptos sobre el diseño de libros y la tipografía en general y la segunda que contiene tipos y bordes impresos en varios colores así como símbolos utilizados en la imprenta.

Cuando más tarde, en 1923, junto a su mujer Vera Mendel y David Garnett fundó la Nonesuch Press, Meynell ligó el movimiento de la imprenta privada con los objetivos de la imprenta comercial editando libros caracterizados por «la importancia de la materia, belleza del formato, y precio moderado».
La mayoría de los libros editados por la Nonesuch Press fueron impresos en otras imprentas con lo que, haciendo un uso pleno de los adelantos en materia de máquinas de impresión, resultaban unas ediciones disponibles para un amplio público a un precio asequible y al mismo tiempo refutaban la teoria de Meynell según la cual «la máquina en el oficio de la imprenta era una herramienta controlable y con ella se podián realizar libros de buena calidad».
La imprenta, en su forma original, continuó sus actividades hasta el año 1938 durante los cuales publicó cientos de libros entre los que podemos destacar una edición en siete volúmenes de las obras de Shakespeare, una Bíblia en cinco volúmenes así como clásicos descatalogados o mal traducidos.

Bibliografía:

Sir Francis Meynell´s autobiography My lives
Bodley Head, London, 1971

A History of the Nonesuch Press
John Dreyfus, 1981

Esta sorprendente declaración es de origen francés y, (según dicen ellos) de cierta antigüedad. ¿Quién la dijo y cuando? ¿Un lugareño alardeando con una súbita y maravillosa revelación de espíritu dramático? ¿O es más cierto que se trata de una conquista de la mente del hombre? Dejemos a quienes conocen los antepasados que nos lo digan, olvídate del lugar de nacimiento de su tia, los recuerdos de su maestro de escuela, las circunstancias de su nacimiento, sus hábitos, su gusto por los cigarros o por las empuñaduras de espadas, o la política, o la religión. Quienquiera que él fuera, como haya prosperado, lo que haya dicho o hecho, nada puede justificar la sublime arrogancia de esta declaración «con venticinco soldados de plomo he conquistado el mundo».

Sólo se puede permitir una cosa. A aquellos de vosotros a quienes les gustan las «evidencias internas», una reliquia agradable de los días de escuela, podéis considerar el número 25. ¿Puede decirnos la fecha de la frase? Hacia la mitad del siglo XVII la W fue añadida a las 25 letras del alfabeto; y estas 25 una o dos décadas antes eran 24 hasta que se añadió la J. Es por esto que me atrevo a afirmar que el «Cesar» de Shakespeare se escribió sobre 1640. Pero mi punto de vista es este: esta forma de actuar, carece del rigor y deja sin utilidad los diccionarios de frases, donde, indudablemente, estas se encuentran, fechadas, anotadas, y analizadas.

Con 25 soldados de plomo… si no individualmente si se puede considerar una verdad general. Todas las alturas, profundidades y extensiones de las cosas tangibles y naturales —paisajes, puestas de sol, la fragancia del heno, el zumbido de las abejas, la belleza que pertenece a los párpados (y que falsamente se atribuye a los ojos); todas las emociones inmensurables e impulsos de la mente humana, que parece no tener límites; ideas y cosas feas, terribles y misteriosas que como las bellas— están conseguidas, limitadas, ordenadas en un frívolo montón de letras. Ventiseis signos! El material completo de mi hijo de seis años y de Shakespeare. Dos docenas de garabatos donde elegir que ordenados forman el Rey Lear ! Ellos son iguales para los grandes creadores y para nosotros. Ellos son la llave de la eternidad, peldaños de piedra que nos acercan a las estrellas. Y nosotros los utilizamos unas veces para preparar pequeñas notas, otras para comunicarnos con un ser querido y otras para componer un artículo que se convierte en la Introducción que estás leyendo.

¡Alto!, distinguido lector. Vuelve del borde de este profundo estanque de sentimiento y verdad. Ten en cuenta esto para mitigar tu asombro. Así como la literatura está contenida en un grupo de símbolos, la vida está controlada por otro más pequeño.
Intrépidamente yo declaro que con once soldados de plomo —once, no más— yo puedo conquistar el universo. ¿Lo dudas? Pero primero míralos:

9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 £

El siguiente sumario de la historia de los tipos, sus usos y su tecnología, está dirigido al comprador de productos impresos (autores, comerciantes, secretarios de sociedades culturales o publicistas) que al mismo tiempo aman el oficio y en él encontrarán consejo desde el bibliófilo hasta personas menos expertas. En las siguientes páginas, por consiguiente, se intenta ayudar al no profesional a apreciar correctamente las formas de las letras, y orientarle hacia la belleza y lo conveniente más que a lo anecdótico. Ese es el trabajo del impresor y una de sus necesidades es tener que mostrar sus propias realizaciones, ya que un escaparate bien diseñado y adornado no debería generar rechazo incluso en una época dominada por la publicidad para la que todo vale.

Los méritos de este libro, es su realismo y que enseña a cualquier comprador de productos impresos todo lo que puede acudir en su ayuda, además de intentar demostrar que la imprenta comercial puede enriquecer el oficio rastreando en los tesoros del pasado y añadiendo en los viejos cuerpos el espíritu vital del presente.

Francis Meynell
Typography
Pelican Press, 1923

Nota. Obviamente en el idioma inglés no existe la letra Ñ.