El calígrafo criollo

Edward Johnston nació en Uruguay. De eso no hay duda, pero podríamos preguntarnos: ¿fue uruguayo? Seguramente no. La importancia, creemos, radica en que puede ser uruguayo ¿en el futuro? Sí, en el futuro.
En Latinoamérica estamos construyendo nuestra historia y tradición tipográficas, y para ello no basta con letras. Necesitamos de personas, de mitos, de discusiones y reflexiones: ¿podemos hacer tipografía? ¿por qué y para qué la hacemos? ¿tenemos algo que aportar?La figura de Edward Johnston es una bandera de la tipografía uruguaya, una especie de símbolo construido en pro de nuclear y difundir esfuerzos para esta construcción identitaria.

Desde hace ya algunos años es conocido el dato sobre la procedencia maragata(1) de Johnston. El solo hecho de que naciera en estas tierras lo distingue del resto de notables de la caligrafía y tipografía: cuando los estudiantes escuchan esto reaccionan diferente, las más de las veces asombrados. Como si no fuera posible nacer en Uruguay. Ese primer encuentro diferencial con Johnston, de índole más sentimental, nos ayuda a posicionar a la tipografía en otro terreno: el propio. Y remarco: no el ajeno. Y esa es, supongo, la importancia que puede tener construir la orientalidad(2) de su figura: apropiarnos, en el mejor sentido, de parte de la historia de la caligrafía y tipografía, animarnos a participar en la construcción del relato universal. Luego de un largo recorrido iniciado hace ya algunos años cuando comenzamos a vincularnos con la Fundación Edward Johnston primero, con el profesor Ewan Clayton después -y, gracias a su mediación, con la familia Johnston- estamos generando los primeros aportes desde Uruguay. Por ejemplo desde Montevideo se ha gestado la difusión del legado de Johnston mediante la exposición en varias ciudades (Buenos Aires, Veracruz, Asunción, San Pablo, Valparaiso, etc) de la muestra “Edward Johnston: Lettering and Life”(3).

Esta exposición ha servido como pretexto no sólo para difundir su trabajo, sino también para acercar a la caligrafía y la tipografía a los estudiantes de diversos países desde diversidad de ángulos. En ella podemos ver ejemplos del trabajo caligráfico y tipográfico, pero también una atmósfera, un respeto por el uso de la letra y, sobre todo, un vínculo diario con la letra como vehículo de comunicación en el sentido más íntimo del término; los juegos de cartas caligráficas para enseñar latín y francés a sus hijas dan cuenta de ello. Un hecho concreto: cuando en Uruguay solicitamos sala para la exposición, o apoyo de entidades estatales para montar la exposición, el dato más relevante para nuestros interlocutores, después de hablar de la enseñanza de la caligrafía y el subterráneo de Londres es… que nació en Uruguay.

Es decir, reivindicamos el uso político de la figura de Johnston para fortalecer la situación de la tipografía uruguaya en todo sentido, y ese es el gran legado que puede brindarnos Johnston en estas tierras. Hace unas pocas semanas, gracias a gestiones del periodista también maragato Wilson Ramírez, una delegación de la Sociedad Tipográfica de Montevideo (STM) visitó una construcción semi-abandonada que muy probablemente fuera la vivienda donde Edward dio sus primeros pasos. Tal vez este hallazgo, cuando se verifique, sirva para anclar, para materializar y terminar de asentar la figura de Johnston en el ámbito uruguayo.

Con eso también deberemos construir futuro tipográfico.
1: Maragato: Natural de San José, ciudad y departamento del Uruguay.
2: Oriental: Natural de la República Oriental del Uruguay.
3: Muestra cedida para su difusión en Latinoamérica a la Sociedad Tipográfica de Montevideo gracias a las gestiones del profesor Ewan Clayton de la Universidad de Sunderland ante la familia Johnston y diversas instituciones educativas y culturales de Inglaterra.

Por Vicente Lamónaca
lamonaca.org

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