The London typographical tour

Pues ya hemos cumplido nuestro sueño. Aprovechando la conferencia de Albert Corbeto en el londinense St. Bride Institute acerca de la edad de oro de la tipografía en España, un grupo de amigos, fanáticos tipópatas, nos desplazamos a Londres a mediados del mes de febrero. La “delegación” estaba compuesta por: Albert Corbeto (el gran experto de la imprenta española del siglo XVIII), Santi Barjau (la imprenta catalana entre finales del XIX y principios del XX no tiene secretos para él), Chema Ribadorga (docente, investigador  y tipógrafo), Elies Plana (impresor artesanal) y un servidor que escribe estas líneas, José Ramón Penela (amante de la imprenta inglesa en general y en especial del movimiento de las private press).

Los integrantes de la «expedición londinense. De izquierda a derecha: Santi Barjau,José Ramón Penela, nuestra anfitriona Elena Veguillas,Elies Plana, Albert Corbeto y Chema Ribagorda… posando en plan «grupo salvaje».
 

El martes 19 de febrero era el día fijado para la conferencia en St. Bride. El Justin Howes Memorial Lecture es un acto que se celebra anualmente en St. Bride en el que se homenajea al historiador y tipógrafo Justin Howes, fallecido a los 41 años y que tuvo una gran influencia en las actividades del Instituto. En este acto se invita a una personalidad del mundo de la investigación tipográfica a impartir una conferencia. En esta ocasión fue nuestro Albert Corbeto el encargado de ilustrar al “mundo tipográfico londinense” las maravillas tipográficas del siglo XVIII español. La conferencia de Albert fue espectacular. Su enorme conocimiento del tema en cuestión le permitió describir de manera pormenorizada tanto el contexto histórico que propicia la eclosión de la tipografía en España como los detalles técnicos referentes a la propia creación de los caracteres. Asimismo también expuso las relaciones que la Corona española llegó a tener con los fundidores ingleses, en especial John Baskerville.

Fue un acto entrañable, dentro de los estándares de la corrección inglesa, en el que, tras su finalización y los saludos de rigor al gran James Mosley, tuvimos ocasión de festejar en uno de los famosos pubs que rodeaban Fleet St. el éxito de la misma. Durante bastantes años esta calle, y sus alrededores, eran el epicentro de los diarios ingleses ya que muchos de ellos tenían su sede allí y en el pub que estuvimos todavía podíamos sentir el bullicio de los redactores y trabajadores de los periódicos compartiendo pintas de cerveza y noticias.

De arriba a abajo: Cartel del «territorio» St. Bride. Entrada al St. Bride Institute. Un momento de la conferencia de Albert Corbeto y la «puerta de atrás» del pub The Punch, un superviviente de la época gloriosa de Fleet St.
 

Al día siguiente teníamos previsto acudir a uno de los lugares tipográficos con “más sabor” de Londres. El barrio ribereño de Hammersmith albergó a caballo del siglo XIX y el XX a lo más selecto del movimiento de las private press. William Morris y su Kelmscott Press, Cobden-Sanderson con su Doves Press, la eminencia gris del movimiento el fotograbador Emery Walker, el calígrafo Edward Johnston o el escultor y diseñador tipográfico Eric Gill. Quedamos con unos amigos residentes en Londres, Elena Veguillas, investigadora tipográfica y editora y Pilar Cano y Ferran Milan diseñadores tipográficos en Dalton Maag, junto al puente de Hammersmith y desde allí, disfrutando de un soleado día, paseamos por la ribera del Támesis hasta el primer punto de la visita, la casa de William Morris.

Helen Elletson curadora de la William Morris Society nos hizo una preciosa presentación sobre La Kelmscott House y sobre la figura de William Morris Morris.

En la actualidad la casa de William Morris es de propiedad privada y no es posible acceder a la misma… a menos que seas amigo del dueño claro! Pero la William Morris Society, dispone de la famosa cochera donde se reunía el grupo local del partido socialista del barrio y el sótano de la misma. Nuestro contacto era Helen Elletson la curadora de la Sociedad que nada más llegar nos abrió las puertas y nos hizo una amena presentación sobre la casa y sobre el trabajo de su famoso morador centrado en su actividad de creador de papeles pintados. Después bajamos al sótano y aquí si se nos pusieron los “dientes largos” contemplado una de las prensas Albion del maestro.

Una de las prensas Albion del maestro de Hammersmith.
 

Fue una sensación maravillosa estar al lado de una prensa con tanta historia… que queréis que os diga! Y, por supuesto, no pude resistirme a la tentación de accionar su palanca… al momento sentí fluir por mis venas ríos de historia de la imprenta… fue algo especial. No cabe duda de que la primera visita al territorio de las private press londinenses había sido provechoso, pero la cosa no había hecho más que empezar y disfrutando del tibio sol que ese día había tenido a bien acompañarnos en nuestra excursión, nos dispusimos a retroceder 100 años en la historia adentrándonos en la casa del gran Emery Walker, que se encuentra a poco menos de 200 metros de la de Morris.

El paseo ribereño del barrio de Hammersmith es un complemento espectacular a la visita tipográfica.
 

En ella nos estaban esperando dos veteranas voluntarias de la Asociación que se encarga del mantenimiento de la casa como museo. Nada más entrar por la estrecha puerta desembocamos en el comedor de la casa y os puedo asegurar que todo se encontraba como lo había dejado Emery. Un magnífico ejemplo de una estancia que refleja de forma rotunda los ideales del movimiento Arts&Crafts. Mobiliario, decoración, enseres domésticos, todo remitía a esa época y el ambiente es soberbio. La librería fue diseñada por Philip Webb y también podemos contemplar una silla del siglo XVII propiedad de William Morris, y que fue donada por su viuda a Walker, además de un modelo de uno de sus papeles pintados creados por su empresa Morris And Co. cubriendo las paredes. Vamos, a mi no me hubiera extrañado nada encontrarme en alguna de sus habitaciones al mismísimo John Ruskin…

Nada más entrar en el salón principal de la casa sentimos que retrocedimos en el tiempo. Prácticamente está igual que en los tiempos de Walker gracias a la labor de preservación realizada por su hija.
 

La visita a esta parte de la casa termino cuando una de las amables guías nos enseño una pequeña caja que contenía varios objetos memorables: una carta de Philip Webb, unas gafas de William Morris y… ¡un mechón de su cabello! Todavía deben resonar en la casa los ¡¡Ohh!!, que salieron al unísono de nuestros apabullados sentidos.

La siguiente parte de la visita fue el jardín de la casa. Colgando sobre el Támesis, era una atalaya perfecta desde la que ver en tiempos de Walker la actividad diaria en torno al río e incluso las famosas regatas de Oxford contra Cambridge en primavera. A lo lejos se alza imponente la mole del puente de Hammersmith y seguro que en las noches de verano se puede ver la estrella del sur que Cobden-Sanderson contemplaba mientras tiraba los tipos de la Doves Press al Támesis. Realmente es un lugar muy evocador.

El conjunto de casas en la que se incluye la de Emery Walker, Hammersmith Terrace, tiene una disposición muy bella con el jardín en su parte trasera acompañando al mirador desde el que se contempla una vista del río espectacular.
 

Volvimos a la casa para subir al primer piso y entrar en otra habitación que conservaba también el ambiente del comedor. Esta habitación también mostraba papel pintado de Morris y algunos objetos creados por Webb como un aparador. Si os preguntáis el porque de estos objetos de Webb en la casa de Walker fue porque el genial arquitecto nombró heredero universal a este. Añadir que las vistas al Támesis son de primera.

La habitación del primer piso contiene también multitud de objetos de la época y, al igual que la primera, toda una atmósfera histórica.
 

Por último visitamos la habitación situada en el piso superior y en la que la hija de Walker Dorothy, tenía su dormitorio. Emery Walker nunca utilizó esta habitación ya que prefería la situada en el piso inferior. Aparte del mobiliario es de destacar una colcha que cubre la cama realizada por May Morris, y que es una copia de la que poseía William Morris en su casa de campo de Kelmscott Manor. Terminamos la visita en la pequeña cocina de la entrada, que en tiempos de Walker era la habitación del teléfono, llena de preciosas cerámicas y en la que adquirimos libros y postales sobre la figura del impresor. Y es que yo soy muy fan… no lo puedo negar.

Pues aqui estamos tras la visita a la casa de Walker, una visita a la que nos acompañó el diseñador gráfico y escritor inglés Simon Loxley.
 

No hay ninguna buena historia inglesa que no termine en un pub, así que después de las visitas a las casas nos fuimos al famoso pub del callejón, The dove. Este pub data del siglo XVII y en el tomaron sus pintas todos los integrantes del movimiento de las private press residentes en el barrio. A saber: William Morris, Emery Walker, Thomas J. Cobden-Sanderson, Edward Johnston, Eric Gill… menudo ambientazo que tenía que haber los sábados por la noche!!

El pub The Dove está situado entre la Kelmscott Press y la Doves Press y, sin duda, fue el lugar de encuentro de la comunidad creativa del barrio.
 

La parte más emotiva de la visita al barrio de Hammersmith la dejamos para el final. Se trataba de un pequeño homenaje a la figura de Thomas J. Cobden-Sanderson un genio cuya espiritualidad le llevó a confundir los productos de su imprenta con la obra de Dios, una enajenación que culminó con la desaparición de los tipos de la Doves Press arrojados por él mismo a las frías aguas del Támesis de una forma metódica a lo largo de varios meses. Y, claro, no podía ser de otra forma que leyendo un breve pasaje de un texto en el que Sanderson da sentido a esta acción en el mismo lugar del puente  desde el que arrojó los tipos, y que pongo en inglés porque en español no queda del todo comprensible:

«To the Bed of the River Thames, the river on whose banks I have printed all my printed Books, I bequeath The Doves Press fount of Type, — the punches, the matrices, and the type in use at the time of my death,  and may the river in its tides and flow pass over them to and from the great sea for ever and for ever, or until its tides and flow for ever cease; then may they share the fate of all the world, and pass from change to change for ever upon the Tides of Time, untouched of other use and all else.»

A continuación procedimos a arrojar unos cuantos tipos de plomo que habíamos traído expresamente desde España dejando al final estas solemnes palabras: “Lo que pertenece al rio que vuelva al rio…” Como podeis imaginar se nos pusieron los “pelos como escarpias”. Lamentablemente era de noche y hacía un frio y un viento que “pelaba” y que deslució en cierta medida el acto pero como dijo el escritor y diseñador ingles Simon Loxley que nos acompañaba en el mismo: “Fue un final perfecto… loco, pero perfecto”.

El homenaje a Cobden-Sanderson fuen el punto final perfecto a nuestra visita a Hammersmith.
 

Así, con la satisfacción del deber cumplido y con la sensación de haber estado muy cerca de de una parte fabulosa de la historia de la imprenta inglesa, nos retiramos a dormir prontito para estar presentables para nuestra última visita tipográfica londinense: el St. Bride Institute. St. Bride Institute, se encuentra al lado de Fleet St. y fue fundado por el gremio de impresores ingleses en 1891 con el fin de albergar un centro cultural y recreativo para todos los trabajadores del sector de las artes gráficas. Además disponía de una escuela de artes gráficas, una biblioteca técnica e incluso de una piscina que parece ser fue la primera de esas características en Londres, además de un gimnasio. La escuela de artes gráficas se mudó a otra parte de Londres pero en el antiguo edificio quedó bastante equipamiento y la biblioteca, que, gracias a la gran labor llevada a cabo por el bibliotecario James Mosley, se convirtió en una referencia mundial de bibliografía sobre el mundo de la imprenta. Sus fondos son impresionantes desde las bibliotecas de los historiadores de la imprenta William Blades y Talbot Baines Reed hasta los fondos documentales de prácticamente todas las fundiciones clásicas inglesas recogidas en su mayor parte del legado de la fundición Stephenson&Blake de Sheffield. Y cualquier investigador, diseñador de tipos, historiador o simplemente interesado en el mundo de la imprenta tiene aquí una fenomenal batería de recursos con más de 50.000 libros y revistas especializas, amén de artefactos del oficio de incalculable valor histórico. Nada más llegar nos estaba esperando el director de la institución Glyn Farrow y tras pasar a la sala de lectura, ya que las demás salas ya las habíamos visitado el día de la conferencia de Albert, entramos a visitar la habitación blindada donde reposa la biblioteca de William Blades.

Sala de lectura y puerta de entrada a la colección de William Blades.
 

Se trata de una colección enorme de libros técnicos que ofrecen un paseo detallado de la imprenta decimonónica. En esta misma habitación pudimos ver algunas “joyitas” más como un ejemplar auténtico de la obra maestra de William Morris  “The Works of Geoffrey Chaucer” impreso con una tinta negra que impresionaba por su densidad. A continuación pasamos a los archivos centrales. Unos archivos situados en otro piso y en los que no nos hubiera importado que nos hubieran dejado un mes entero. Aquí fue entrar y empezar a ver maravillas: estanterías interminables de libros, catálogos de fundiciones, revistas… todo era apabullante, no sabías a donde mirar. Un poco más allá, una serie de cajas pequeñas ,los punzones de William Caslon, ¿y esas otras un poco más grandes? Matrices de Vicent Figgins… os podéis imaginar hasta donde se oian nuestros “ohhh” de admiración y sorpresa.
Parece que esa “motivación” nuestra agradaba a los anfitriones que empezaban a sacar “cositas” como el contrato de Eric Gill con Monotype, dibujos originales de tipografías también de Gill otras matrices, en este caso de la Curwen Press… en fin llegados a esta parte  tener los pelos como escarpias era un estado normal por nuestra parte. Después de esta sala de los tesoros, y para acabar la visita, pasamos a ver partes más lúdicas del edificio como el teatro o el bar e incluso llegamos a bajar por una trampilla en el suelo hasta la antigua piscina.

Matrices procedentes de la fundición de Vicent Figgins, cajas de los punzones de William Caslon y de remate el contrato de Monotype con Eric Gill (aqui ya solicitamos el oxígeno).
 

Rematamos el día con un paseo a cargo de nuestra anfitriona londinense Elena Veguillas que nos ofreció una ruta por Fleet St. revisando las placas que guardaban memoria de los antiguos periódicos establecidos en la zona y por algunos de los mejores ejemplos de rótulos comerciales y epigrafías que puedes encontrar por las calles de Londres.

Las calles londinenses guardan grandes tesoros de tipografía urbana.
 

 Y este es el relato de estos maravillosos días tipográficos que pasamos en Londres. Una aventura muy emotiva, didáctica y divertida que está al alcance de todos los interesados en las letras, la imprenta y su historia que visiten la ciudad. ¡¡Estad seguros de que no os arrepentiréis!!